Usiacurí, un destino turístico tejido a pulso

La variedad de actividades para hacer en el municipio atrae a cerca de 25 mil personas semanalmente

Por Guillo González/Kronos

Caminar por las empinadas calles de Usiacurí puede ser un reto para quienes buscan conocer de cerca la belleza de este terruño enclavado en un rincón ondulado, al centro del departamento del Atlántico. Más duro aún, si el recorrido es en horas de la mañana, cuando el sol calienta el suelo rocoso y ligeramente quebrado sobre el cual se yergue este municipio de cerca de 10 mil habitantes.

Usiacurí refleja paz y tranquilidad. Foto Guillo González/kronos

Usiacurí, territorio Mokaná, es un lugar acogedor que se ha ido forjando a través del tiempo, desde su fundación en 1534, como un pueblo tranquilo, trabajador y creativo, con moradores orgullosos de su entorno que han logrado vivir en paz, en comunión con la naturaleza y embelleciendo su espacio cada día más.

Hoy en día, Usiacurí es valorado en el país como un destino turístico importante, erigiéndose además como un centro cultural y artesanal de gran relevancia, gracias a labor de algunos de sus mandatarios y el apoyo de las administraciones departamentales, pero, sobre todo gracias a la decisión de su gente por hacer de su pueblo un referente trascendental en varios aspectos a nivel nacional.

Foto Guillo González
En los murales se plasma la belleza de la fauna y la flora de la región Foto Guillo González/Kronos

El municipio es de los más elevados del departamento, con 95 metros sobre el nivel del mar, lo que lo hace ideal para divertidas y exigentes caminatas turísticas. Tiene una superficie que abarca 103 km2, con 26 barrios en su casco urbano y un área rural compuesta por 12 veredas y caseríos.

El encanto de Usiacurí reside en la variedad de planes que ofrece a los visitantes, desde recorrer sus calles, descubriendo en las paredes, techos y escaleras bellos murales realizados por algunos de los artistas locales, subir al recién construido Parque Mirador del Sagrado Corazón con sus 287 escalones, admirar el templo de Santo Domingo de Guzmán, construido en 1540 sobre una dura colina rocosa y cruzar el puente adornado por una enramada de olivos, hasta la visita a la histórica casa de Julio Flórez, un inmueble patrimonial que contiene los restos del legendario poeta, sus pertenencias y su valiosa obra literaria.

Sin embargo, una de las principales atracciones para los que viajan a Usiacurí, es la creatividad que tienen sus habitantes para el tejido de innumerables artículos en palma de iraca. Los artesanos usiacureños han preservado la habilidad de la creación en materiales naturales por generaciones y un 80 por ciento de su población tiene conocimientos al respecto. En el pueblo hay diferentes lugares donde se puede apreciar la labor de los maestros locales. El Centro de Desarrollo Artesanal Corina Urueta, por ejemplo, se construyó con el fin de agrupar y la mayoría de los tejedores; se trata de un recinto de 550 mts2 que beneficia a 550 artesanos del municipio. También hay puntos de exhibición y venta en la plaza de la Casa Julio Flórez, la plaza principal y en algunas de las calles principales.

La palma de iraca se procesa hasta dejarla apta para el tejido. Foto Oscar Berrocal/Kronos

Obras que embellecen

Usiacurí se convierte para los visitantes en un paraíso de imágenes, sonidos, olores, colores y texturas que envuelven, apropiándose de sus sentidos y regalándoles una experiencia que raya con ese realismo mágico propio de los parajes caribeños. Para mantener ese atractivo, las autoridades locales y departamentales han decidido firmemente invertir en el municipio, realizando obras que mejoren el aspecto del mismo y preservando los tesoros ancestrales que lo caracterizan, como la Casa Museo Julio Flórez, el patrimonio artesanal de su gente y las reservas naturales que lo caracterizan.

Una de esas obras es la del Parque Mirador, que se ejecutó gracias a una inversión de 7.300 millones, en un área de 4.932 mts2, integrada por seis plazas, sobre la Loma Rayita. El recorrido conduce al monumento del Sagrado Corazón, obra construida en concreto sobre un pedestal en piedra y donada en 1954 por Salustiana Rolong, extranjera que se curó en las aguas medicinales del pueblo.

Otra importante iniciativa, que se ha convertido en la más reciente de las atracciones, es la ruta del color, realizada en el casco central del pueblo, donde los techos y paredes de las casas fueron pintadas para el disfrute de las personas. Cerca de 800 personas participaron en la creación ese mural, considerado el más grande de Colombia, en el barrio Chacanita y que puede observarse desde la Iglesia o los otros puntos altos del municipio. Sobre este lienzo a cielo abierto se refleja la riqueza natural de la reserva de Luriza con sus especies de aves y mamíferos y flora, sin duda un espectáculo digno de admirar.

Artistas locales crearon el original diseañron y dibujaron las obras. Foto Guillo González/Kronos

Belleza natural preservada

Además de la parte urbana, vale la pena hacer el viaje a través de los senderos que llevan a los 10 pozos de agua minero medicinal que conservan aún su poder curativo, gracias a los 20 componentes minerales que tiene el líquido, aspecto que les dio fama nacional y un gran período de explotación a mediados del siglo XX.

La reserva de Luriza es otro de los lugares imperdibles para los turistas, un bosque seco tropical de más de 873 hectáreas de preservación, que fue declarado la primera reserva ambiental del Atlántico, ubicado a 6 kilómetros del casco urbano y que alberga plantas amenazadas y hábitats para especies de fauna típica y endémica de la zona que se convierten en un atractivo para los especialistas y visitantes. Uno de los mejores lugares para hacer senderismo, contemplación y avistamiento de fauna y flora, en especial de aves, algunas endémicas de la zona.

Eso y mucho más ofrece este particular destino, pero como eje transversal de todo el desarrollo turístico, cultural y económico que vive Usiacurí, está el elemento más importante: su gente.

Recorrer las calles de usiacurí es un reto enriquecedor. Foto Oscar Berrocal/Kronos

El Usiacureño es de aspecto jovial, sencillo y tranquilo por naturaleza, no por algo, Usiacurí es uno de los pueblos más pacíficos de Colombia. Pero el raizal también es trabajador, altamente creativo, organizado y culturalmente profuso. De las manos de sus tejedoras, por ejemplo, salen creaciones artesanales que se han hecho famosas a nivel mundial y que son ícono de la manualidad colombiana. 

Visitar Usiacurí es descubrir la diversidad turística en un solo lugar, disfrutar de personas únicas, vivir su exuberancia natural, rendirse ante la belleza de sus artesanías, atesorando el arte centenario expresado en cada puntada sobre la iraca o llevarse el recuerdo de su riqueza patrimonial e histórica que se respira en sus callejuelas inclinadas o sus coloridas plazas.

Una romántica postal usiacureña. Foto Oscar Berrocal/Kronos