

El Hombre de Acero vuelve a la pantalla grande bajo el ojo mágico de James Gunn y nos lleva a rememorar el pasado. En esta nueva entrega de Kronocinéfilos, mi opinión sobre la cinta
Por Guillo González/Kronos
Para muchos niños de mi época infantil Superman era el gran héroe, era ese personaje legendario que admiramos e imitábamos. Para mí en especial ver los dibujos animados en la televisión era todo un ritual, me acostaba en el piso bien acomodado y junto a algunos de mis amigos del barrio, devorábamos cada capítulo con devoción, mientras la casa se envolvía con el olor a comida que preparaban mi madre o mi tía.

Los sábados eran sagrados y el turno del televisor también. Superman representaba todo lo que un niño quería ser, fuerte, veloz, correcto en su actuar y por supuesto un héroe que volaba y tenía rayos en sus ojos, era el hombre de acero, indestructible a pesar de tanto golpe que recibía de los villanos.
Cuando el super héroe de la capa roja fue llevado al cine, su fanaticada creció en el mundo. Desde ese tiempo hasta ahora, se han realizado varias adaptaciones, tanto para la pantalla grande como para televisión, contando y aumentando su leyenda y desmenuzando su historia.

Sin embargo, cada una ha tenido una personalidad definida, a veces sombría y realista como la de Snyder o como en la más reciente de James Gunn, mostrando un personaje mucho más humano y vulnerable y ni que decir de la secuela Lois and Clark que emite el canal Warner donde se puede disfrutar de la continuación de su historia en la tierra, con familia incluida.
Gunn escribe y dirige, delineando un personaje a su gusto
El Superman que nos entrega James Gunn y que actualmente es un éxito de taquilla, parece estar en construcción aún y seguramente lo irá madurando a través del universo que está delineando. Este Superman que acertadamente encarna David Corenswet nos devuelve a su esencia, al meta humano que a pesar de sus poderes sufre, y no solo física, sino también emocional y anímicamente.

Un personaje que desde el inicio muestra su lado más flanqueable ante villanos que lo superan en tecnología y sagacidad, pero que, como muchas situaciones de la vida, termina enseñándonos que la lucha por hacer las cosas bien puede marcar un camino…de ahí en adelante, pues, toca ver la película.
El toque de Gunn, director también de la saga de Guardianes de la Galaxia se nota en la forma y en la construcción de los personajes, en los aspectos técnicos fantásticos y los efectos estremecedores que le dan gusto a su cinta, en el humor sutil y el uso de detalles que producen evocación y empatía.

Me quedó faltando un poco en la musicalización puesto que degusté mucho de la icónica banda sonora original, sutilmente insinuada en algunos tramos, aunque si disfruté de la musicalización de vertiginosas escenas llevadas al ritmo de canciones igual de poderosas.
Detalles y enseñanzas para llevar a casa
“#Supermierda”, si, regalo esa frase a manera de spoiler porque puede llevar el peso de un mensaje firme y claro alusivo al manejo de las redes. Y aquí es donde la modernidad encaja en un filme tradicional, sin desdibujarlo.

Hay escenas claves que generan emoción y por supuesto aplausos, pero también frases y diálogos que revelan el lado humano del Hombre de Acero, llevado al límite de sus fuerzas físicas y de su aguante ético y emocional.
“Soy tan humano como cualquiera y me equivoco muchas veces, pero de eso se trata ser humano” se le oye decir a Clak ante una Lois que lo atosiga, pero también se le ve recibir un espaldarazo anímico de su padre terrícola cuando le recuerda, ante su duda en el mismo, que sus decisiones y actos lo convierten en el hombre que es.

Al final, para mi gusto, la cinta cumplió su objetivo cuando me vi de nuevo envuelto en la bruma feliz del pasado, mirando la vieja tele en la sala de mi casa, riendo y emulando a mi héroe favorito con los que, afortunadamente, aún son mis amigos y recordando que, aunque fallemos, mientras intentemos hacer lo correcto, las consecuencias serán más llevaderas y quien sabe si terminemos ganando una de las tantas batallas que libramos diariamente.
