Fenómenos climáticos opuestos generan condiciones atmosféricas extremas y en Colombia se sienten con intensidad.
Por Guillo González/Kronos
El pasado lunes 16 del mes que corre me preparaba para redactar una nota sobre el intenso calor que envolvía a la ciudad agobiando a las personas que se quejaban y buscaban alternativas para sobrellevarlo. Sin embargo, al sentarme a escribir me percaté que el estado del tiempo había cambiado, una inmensa nube negra cubría el cielo hasta donde podía observar por la ventana de mi apartamento. Acto seguido, sentí como una brisa helada zumbaba con fuerza y sacudía rabiosamente los árboles cercanos. La lluvia no se hizo esperar, en un sorpresivo cambio de condiciones climáticas.
Lo que pasó durante esa noche en el departamento del Atlántico ya es ampliamente conocido, vendavales en Barranquilla y algunos municipios, con afectaciones críticas en los circuitos eléctricos (70 por ciento de los circuitos de la ciudad se vieron comprometidos), árboles y casas caídas, techos que volaron por los aires y un miedo generalizado en la población atlanticense por el poder del impredecible clima.
Por eso me di a la tarea de investigar sobre el porqué de estos eventos que cada vez se repiten con mayor fuerza y frecuencia en Colombia, ¿qué pasa con el clima en el país y particularmente en el Atlántico?
Causas de las alteraciones climáticas
Según lo consultado, en los últimos años, el clima en Colombia ha experimentado cambios significativos debido a fenómenos meteorológicos globales como El Niño y La Niña. Estos eventos alteran el ciclo normal de lluvias y temperaturas en el país.
Durante El Niño, como está ocurriendo durante este año, se ha presenta un aumento de las temperaturas, generando sequías prolongadas y afectando regiones como la costa Caribe y el interior del país, con olas de calor extremas, incendios forestales, y disminución en las reservas hídricas (varios embalses del interior están en su mínima capacidad).
Por otro lado, La Niña, temido fenómeno climático opuesto al anterior, genera un exceso de lluvias y frío, con riesgos de inundaciones, deslizamientos y afectaciones agrícolas. La combinación de estos fenómenos, agravados por el cambio climático, ha alterado el patrón atmosférico tradicional, haciendo que las estaciones secas y lluviosas sean menos predecibles y más intensas.
En respuesta, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) ha recomendado fortalecer las medidas de prevención, conservación de recursos hídricos, y cuidado del medio ambiente. Esto incluye el monitoreo constante de los cambios meteorológicos y la implementación de políticas que busquen mitigar el impacto de estos fenómenos, tanto en lo social como en lo económico, aspectos en los que últimamente han golpeado a los habitantes de ciudades como Barranquilla y su área metropolitana, así como otros municipios atlanticenses.
¿Pero, en qué consisten los fenómenos del Niño y la Niña?
Ambos, El Niño y La Niña, son fenómenos climáticos que hacen parte de un ciclo natural de carácter global del clima, conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS, El Niño-Southern Oscillation, ENSO por su acrónimo en inglés), el cual tiene, por decirlo así, dos opuestos, que son nuestros inquietos protagonistas: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría conocida como La Niña.
Entonces, cuando existe un régimen de vientos alisios fuertes desde el oriente al occidente, las temperaturas ecuatoriales disminuyen y comienza la fase fría o La Niña. Cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, El Niño.
Cualquiera de las dos condiciones del fenómeno se expande y persiste sobre las regiones tropicales por varios meses, provocando cambios significativos en las temperaturas globales, pero especialmente en los regímenes de lluvias a nivel global.
Las componentes oceánicas del ENOS (Oscilación del Sur) implican la aparición cada tanto de aguas marítimas superficiales más cálidas (El Niño) o más frías (La Niña) de lo normal en el Pacífico tropical central y oriental, especialmente frente a las costas del norte de Perú, Ecuador y sur de Colombia.
El Fenómeno de «el Niño» es un evento climático que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico. Sus efectos son notables en el norte de la región Pacífica, los departamentos de la región Andina y en los departamentos de la región Caribe.
El Niño y sus estragos en Colombia
Durante las primeras semanas de septiembre, el país enfrentó una crisis climática sin precedentes, marcada por una notable ausencia de lluvias y un incremento significativo en las temperaturas a lo largo de varias regiones. Esta situación afectó de manera considerable a buena parte del territorio nacional, intensificando las preocupaciones sobre el impacto del cambio climático en Colombia.
El más reciente informe técnico diario de condiciones hidrometeorológicas, alertas y pronósticos emitido por el IDEAM el pasado 20 de septiembre, reveló datos alarmantes sobre las condiciones extremas que se vivieron en diferentes zonas. Según el reporte, en un periodo de 24 horas, al menos 21 municipios sufrieron temperaturas inusualmente altas, que superaron los 36 grados centígrados, lo que no solo afectó la salud de los habitantes, también puso en riesgo sectores productivos como la agricultura y la ganadería.
El fenómeno del calor extremo se extendió por varias regiones, donde las temperaturas alcanzaron niveles que no se habían registrado en años recientes. Natagaima, en Tolima, fue el municipio que alcanzó el pico más alto de calor, registrando 42,2 °C. Las cifras reportadas por el IDEAM mostraban un panorama preocupante, con varios municipios superando los 36 °C, consolidando a esta jornada como una de las más calurosas en los últimos años.
Entre los lugares que también sufrieron temperaturas extremas están La Chorrera, en Amazonas, donde se llegó a los 39,6 °C; Arjona, en Bolívar, con 36,8 °C; y Valledupar, en Cesar, que alcanzó los 36,4 °C. Montería, en Córdoba, no quedó atrás con sus 36,8 °C, mientras que, en Cundinamarca, el municipio de Anapoima experimentó temperaturas de hasta 37,4 °C. Huila también se vio gravemente afectado, con Neiva registrando 38,7 °C y Villavieja llegando a 40,4 °C.
Los departamentos de La Guajira y el Atlántico también fueron duramente golpeados por esta ola de calor, registrando temperaturas entre 36 °C y 39 °C. A eso, se sumaron los incendios presentados en diferentes zonas del país, que acabaron con extensas zonas de bosque, causando preocupación y angustia en pobladores de las áreas afectadas y autoridades.
En el Atlántico se pasó de un angustioso calor a tormentas destructoras
Previo al azote de las tormentas que se desgranan sobre territorio atlanticense, el calor era agobiante, tanto que las personas empezaban a tomar precauciones para tolerar sus consecuencias.
Estos cambios, se deben, según los expertos a que las condiciones climáticas actuales en el país se ven afectadas por varios factores climáticos como la oscilación de Madden-Julian (MJO), que genera un aumento de temperaturas y disminuye las precipitaciones, haciendo que meses como septiembre, que tradicionalmente presenta pocas lluvias, se vean alterado en sus patrones meteorológicos.
Este fenómeno se describe como una onda de actividad convectiva (tormentas y lluvias) que se desplaza desde el océano Índico hacia el océano Pacífico, afectando las zonas tropicales.
La oscilación tiene ciclos que duran entre 30 y 60 días y es un componente importante del clima tropical global. La MJO influye en los patrones de lluvia, los ciclones tropicales y fenómenos como El Niño y La Niña, afectando el clima en diferentes partes del mundo, incluidas las regiones tropicales de Colombia.
Pero, además, la zona de confluencia intertropical, ubicada en el norte, provocó lluvias en la región Caribe y un déficit en el sur. Esto llevó a un incremento en el riesgo de incendios forestales en zonas como la Amazonía y la Orinoquía. Paralelamente, el Caribe y la región Andina experimentan vendavales y ‘trombas marinas’, debido a la temporada de ciclones tropicales, que se extenderá hasta noviembre del presente año.
Por lo tanto, los consejos de autoridades y expertos abarcan desde instruirse y conocer más sobre los fenómenos climáticos que nos afectan, hasta prepararse y tomar medidas adecuadas en las diferentes etapas que se presenten.