El bollo y el frito reinaron en Ponedera

Durante la edición anual del festival se congregaron cerca de 10 mil personas

Por Guillo González/Kronos

En Ponedera si hay…y mucho; Hay gente amable, hombres talentosos, mujeres inteligentes, pujantes y lindas y mucha, mucha creatividad. Todas esas cualidades de los ponederenses se ven reflejados en el original festival que realizan en el marco de La Ruta de la Sazón organizada la Gobernación del Atlántico.

El Festival del Bollo y el Frito llegó a su VIII edición y es una oportunidad ideal para ver lo que Ponedera puede ofrecer. En esta ocasión, la alcaldía municipal, ente creador del evento durante el mandato de Vanessa Bolívar, dispuso de dos líneas de carpas en el sector de la carrera 14 entre calles 20 y 22 del barrio La Concepción, en donde las matronas del pueblo expusieron sus deliciosos productos, bollo de un lado y fritos y derivados del otro.

Cerca de 250 expositores se dieron cita en el Festival. Foto Oscar Berrocal/Kronos

En total fueron 53 mesas, 31 para que las especialistas en la elaboración de bollos junto a 5 personas de su núcleo familiar ofrecieran sus creaciones, 17 para los expertos en fritos y 5 para los para los talentosos artesanos locales y al final de la calle, la organización instaló una tarima gigante para las presentaciones musicales y folclóricas.

Los visitantes llegaron temprano, desde las 8 de la mañana, cuando se dio inicio al festival y aprovechando que la temperatura no estaba tan alta. En el recorrido se pudieron observar bollos de diferentes tipos, desde los tradicionales, bollos de yuca, mazorca, angelito, millo y limpio, pasando por los mixtos, como el de yuca con panela y coco o el de plátano con coco, hasta los rellenos, de carne, pollo o bocadillo con chorizo, unas delicias que invitaban a su degustación.

Bollo de limpio relleno de bocadillo y chorizo. Foto Oscar Berrocal/Kronos

Algunas matronas, como Tatiana Castillo que lleva 20 años haciendo y distribuyendo bollos, dieron gracias por el evento y la oportunidad de mostrar sus cualidades como cocineras, “Yo he mantenido a mi familia, a mis 3 hijos a punta de bollo”, comentaba con convicción y agregó, “Hoy, por lo menos, trajimos cerca de 400 bollos y estoy segura que los vendemos toditos, eso nos sirve mucho a la gente del pueblo”.

Los precios de los bollos iban desde los 2 mil los sencillos hasta los 4 mil pesos para los rellenos, incluso en algunas mesas vendieron mazamorra de maíz biche, desde los 3 mil pesos el vaso.

Los asistentes degustaron de gran variedad de fritos. Foto Oscar Berrocal

Los bollos son un alimento de origen indígena a base de masa de maíz u otras harinas, envuelta en hojas de mazorca, que se cocina en agua hirviendo; están profundamente arraigados en la Costa Caribe Colombiana, por eso la importancia del festival en el municipio ribereño de Ponedera, en donde son especialistas en esa joya gastronómica.

Al igual que las mesas de las bolleras, las de los fritos, tuvieron una alta afluencia de visitantes, ávidos de disfrutar de la oferta culinaria local. Allí los comensales encontraron empanadas de diferentes tipos, arepas de huevo, de carne y arepas de harina o de yuca asadas, patacones con hogao, queso o chorizo, entre muchas otras alternativas para saborear, ‘bajándolas’ con agua de arroz, jugo de corozo o el tradicional ‘guarapo’ de panela con limón.

Semilleros del Caribe uno de los grupos folclóricos que estuvieron en escena. Foto Guillo González/Kronos

Los artesanos también tuvieron oportunidad de exhibir algunas de sus creaciones. Wilfrido De la Hoz, por ejemplo, mostró sus dotes de pintor con cuadros alusivos a la naturaleza o a las cocineras de su pueblo. El artista ponederense también dirige el grupo folclórico Semillas del Caribe que se presentó en la tarima del evento.

En otro stand, el matrimonio de Nataly Pertuz y Edwin Mendoza, alfareros también del municipio, presentaron originales productos artesanales elaborados con barro del mismo pueblo, como pocillos para café, floreros y vasijas, meticulosamente decoradas, entre otros.

Durante el transcurso del día se realizaron presentaciones de colectivos folclóricos integrados por niños y jóvenes locales y al caer la tarde grupos musicales que amenizaron el final de un festival, en donde, a pesar del calor intenso del día, los asistentes disfrutaron al máximo de la creatividad, alegría y delicias gastronómicas de un pueblo único y con mucho que ofrecer.

El talento y la belleza de los ponederenses en una imagen. Foto Oscar Berrocal/Kronos