En San Juan de Betulia las casas narran historias, gracias a La Ruta del Color.
Por Guillo González/Kronos
A Betulia llegamos buscando una historia de corte gastronómico. Queríamos documentar la elaboración del diabolín, uno de los pasabocas más famosos de Colombia, pero nos encontramos otra, igual de deliciosa, que nos llamó la atención por su originalidad y por el impacto que genera en la comunidad: La Ruta del Color
Desde la llegada al pueblo, en pleno corazón de la sabana sucreña, se aprecia la huella de esta iniciativa social. A ambos lados de la calle principal hay casas antiguas, de fachadas originalmente decoradas con motivos personalizados.
Así que después de buscar a los fabricantes de diabolines para conocer su proceso, decidimos recorrer las calles de Betulia y averiguar quiénes eran los responsables de las viviendas pintadas.
San Juan de Betulia, tierra sabrosa
Desde Sincelejo, la capital sucreña, se llega a San Juan de Betulia en media hora, recorriendo 21 kilómetros, por una vía en buenas condiciones y disfrutando del verdor de la sabana.
Ya en el pueblo, notamos un ambiente agradable y tranquilo, característico de los terruños sabaneros, donde es fácil encontrar historias alrededor de sus ricas tradiciones culturales y gente talentosa y creativa
Lo particular de la historia en cuestión, radica en la transformación y la preservación de la memoria histórica de todo un pueblo. Lo que vimos, de entrada, nos asombró, primero por los diseños plasmados en las fachadas de las casas y segundo por ser construcciones de corte similar, levantadas en bahareque o barro apisonado, con techos de palma y seguramente con más de medio siglo de haber sido construidas.
La Ruta del Color, ¿cómo nació esa locura?
Al ojo pudimos contar unas 30 casas delicadamente restauradas y decoradas, pintadas con trazos finos y colores vívidos, mostrando en todas un tema o historia contada a través del arte. También observamos algunas calles y murales pintados en la misma tónica realista.
Nos dimos a la tarea de preguntar por los creadores de esa actividad y nos encontramos con dos nombres: Los Amigos del Parque y Oscar Ortega. En realidad, los dos están unidos, Oscar fue el creador del proyecto y junto a varios familiares y amigos organizaron un colectivo cultural y social al que llamaron Los Amigos del Parque de San Juan de Betulia.
Ortega, betuliano raizal, estudió diseño gráfico en Medellín, trabajó en agencias de publicidad en Colombia, viajó a Estados Unidos, moviéndose entre San Francisco y Los Ángeles y desde hace trece años se radicó en París, en donde trabaja en el campo de la fotografía.
Ir a Paris era su sueño, y lo cumplió, sin embargo, a su tierra no la olvidó nunca y cada vez que regresaba sentía que debía hacer algo para mejorar las condiciones en que se encontraba.
“Siempre he tenido planes para embellecer a Betu, porque me dolía el abandono en que estaba. Nosotros en grupo limpiábamos el parque, sembrábamos plantas, una vez llevamos un pianista, hicimos cine al aire libre y muchas cosas más, pero una noche se me ocurrió la idea de intervenir las casitas de palma, puse mi sueño en un documento, un PDF que armé pensando en cómo sería y proyecté las primeras diez casas y de ahí empezamos a vender la idea a los propietarios”, nos explicó Oscar, desde Francia, sobre el inicio del proyecto.
Y agregó, “Al principio fue difícil convencer a los dueños, pero cuando vieron las primeras ya todo fluyó. La ventaja que tuvimos es que teníamos el grupo armado y ya habíamos hecho cosas, como las letras de bienvenida al pueblo, entonces nos organizamos y designamos tareas para llevar a cabo el plan de poner bonito el municipio”
Manos a la obra. La casa de las Severiche
Amigos del Parque tiene una particularidad: es un grupo abierto. Los que quieran participar son bienvenidos y desde su creación, muchas personas han ido sumándose a la labor de recobrar la memoria del pueblo, mantenerla viva y mostrarla al mundo a través del arte.
La delegación de funciones en el grupo ha determinado el buen devenir del proyecto. El primer paso que se realiza es una investigación sobre los dueños de las viviendas, esa parte la hacen las hermanas de Oscar averiguando la historia de la casa y transmitiendo la información para que empiece el proceso creativo.
En Paris y con la información reunida, Oscar crea los diseños, los comparte con el grupo y los propietarios. Después de revisarlos y aprobarlos se pasa a la fase de restauración y pintura. “Cada casa tiene una historia, cada casa tiene un cuento, como costeños que somos y que nos encanta eso, así que todo gira alrededor de las anécdotas y lo que identifica a las familias”, comenta el diseñador, sobre su inspiración.
“La primera casa que intervenimos fue en enero diecisiete del 2023, la casa de las Severiche, unas señoras que tienen una tiendita donde venden encaje, botones y otros elementos de bisutería. Ellas no estaban tan seguras, tocó convencerlas y crearles un diseño adecuado, con tonos pastel, pues no querían mucho color, pero cuando vieron el resultado, les encantó y ahí están felices con lo que les hicimos”, concluye.
Los costos
En el municipio hay 120 casas construidas en bahareque y coronadas con techos de palma amarga, muchas de ellas en malas condiciones. La labor de Oscar y sus amigos ha permitido remodelar y pintar cerca de 50 y aspiran a que todas sean restauradas, al igual que otras en los corregimientos cercanos.
La cuantía de esas intervenciones oscila entre los quinientos mil a los tres millones de pesos dependiendo del nivel de trabajo que necesiten. El mismo grupo se encarga de financiar las obras; con actividades y donaciones reúnen para costear la pintura, los materiales y los trabajos de remodelación. Además, los que participan en el proceso no cobran por sus aportes, pero lo hacen con gran empeño y pasión.
Los propietarios no ponen dinero y eso, junto al resultado final que muestran las intervenciones, ha despertado la emoción de querer hacer parte del proyecto.
Historias por doquier
Recorrer Betulia es adentrarse en su memoria colectiva a través de los mensajes plasmados en murales, casas, parques y calles, pero también en las historias de su gente. La Ruta del Color permite conocer las actividades de las familias y los personajes que han habitado y viven en el municipio.
Una de esas historias es la de Edelfina Ortega que se destacó en Betulia por sus hermosas colchas de retazo. Cuando falleció, a la edad de 103 años, en 2023, dejó un vació grande en su familia y la comunidad. El homenaje que Oscar, su sobrino, le hizo a ‘Delfo’, como la llamaban, fue decorar la fachada de la casa familiar con motivos que recuerdan esas sábanas coloridas y que ahora son admiradas por propios y visitantes.
Otra que nos cautivó la encontramos cerca a la iglesia San Juan Bautista, también pintada por los Amigos del Parque, al comienzo de una inclinada calle. La llaman ‘La casa que canta’ o ‘El Jardín de las flores del campo’. Es la vivienda de Isidro Gil y Liliam Ortega y después de la intervención, pasó de un opaco tono ocre a recrear una pradera multicolor con olorosos pétalos a lo ancho de su frontón. A un costado, en una pared pintada de verde oliva, se destaca un fragmento de la canción vallenata que Isidro, el poeta del pueblo, compuso hace varios años:
“Cuando llego al jardín florido y empiezo a contemplar mis flores, a mi mente llegan recuerdos de aquellos tan lindos amores” …
Pero el aporte de las acciones del colectivo va más allá de lo artístico, es una iniciativa social solidaria que buscar generar recursos para los que necesitan. “Hace poco intervenimos la casa de una señora que vende frutas por temporada, entonces le hicimos una casa con dibujos de guayabas, guanábanas, mangos y piñas. Quedó súper bonita y también ayudamos con canastas para que se organice y le compren más”, Señala el creador de la Ruta y resalta “Creo que es una semillita que sembramos para que mejoren su calidad de vida”.
Presente y futuro. La Ruta del Color entre los 100 Nuevos líderes de Colombia
El trabajo de los betulianos por embellecer su tierra está dando resultados, no solo por conseguir el objetivo de tener un pueblo bonito y con una memoria viva, sino también por los reconocimientos que empiezan a lograr.
Gracias a su labor, la Fundación Amigos del Parque de San Juan de Betulia fue escogida como uno de los 100 Nuevos líderes de Colombia, en un espacio creado por Caracol Radio, Prisa Medios y Seguros Bolívar, donde se reconocen las iniciativas sociales que más impactan en el país y destacaron el esfuerzo de los sabaneros para convertir a su municipio en un museo al aire libre que atrae turismo y progreso.
Y sobre lo que viene Oscar es claro, su sueño no termina con las intervenciones “Queremos que Betulia se convierta en un lugar que a la gente le guste visitar, pasar el día y la noche, soñamos con que haya un hotel y que el turismo sea realmente una fuente de ingreso sostenible y no espontánea como ha sido hasta ahora. Que las agencias promocionen nuestra cultura y que se explote todo el potencial que tenemos”.
La Ruta del Color ya empezó a ser replicada, pues otros municipios sucreños como Corozal y San Marcos la están adoptando, lo que convierte a los Amigos del Parque en modelos a seguir para toda una región. Lo ideal es que en otros lados puedan imitarlos y decir como los orgullosos betulianos: “Betu, te veo bien”.