Imágenes y vivencias del Festival Nacional Son de Negro, realizado en Santa Lucía
Por Guillo González/Kronos
Durante tres días, Santa Lucía, el rincón sureño más alejado del departamento del Atlántico expone al mundo su idiosincrasia, a través de un acontecimiento único. Allí se reúnen los exponentes de una ancestral danza que dignifica el sufrimiento de una raza, de personas que pelearon por su libertad en una época de oscuridad para el ser humano.
Disfrutar ‘en vivo y en directo’ de un evento de las dimensiones que tiene el Festival Son de Negro, no tiene comparación. Acompañar e interactuar con sus protagonistas es palpar de cerca una tradición que identifica no solo a un municipio o a una región que creció a orillas del canal del dique, sino también a esos pueblitos entrañables que, apostados a orillas del Magdalena asimilaron un acervo cultural que los muestra tal como son, auténticos, valiosos y admirables.
Presentación, alborada y exhibiciones
El primer día inició con un desfile por algunas calles del pueblo, después de la inscripción de los grupos en la Casa Cultural y su respectiva asignación en las casas y con las familias que se inscribieron para adoptarlos durante la festividad.
Los colectivos danzaron en medio de la alegría de los santalucianos y de los visitantes que llegaron para disfrutar y ver cómo los ‘negritos’ hacían de las suyas, bailando al compás de los coros y golpes de tambor, asustando a los desprevenidos admiradores, trepando árboles y bordillos o aceptando los retos rítmicos de sus parejas, las mujeres por las cuales pelearon con los opresores que los esclavizaron.
Ya en la plaza central, en horas de la noche, las banderas ondearon dando inicio formal al festival, las personas alrededor de la ‘tarima de los palenques’ aplaudieron la presentación de algunos de los grupos participantes. Empezaba la fiesta.
En la madrugada del segundo día Santa Lucía vio a los danzantes rendirle homenaje al valor de sus ancestros guerreros durante la alborada, ritual que inicia a las 4 de la mañana y recorre las calles, hasta la plaza y termina con algunos grupos caminando o danzando a orillas del canal del dique.
Durante el resto de la jornada, los asistentes al festival degustaron de la sazón y la creatividad local, en medio de una muestra artesanal y gastronómica que reunió a los expertos en ambos campos del municipio.
La música acompañó durante el día a los que revoleteaban los alrededores de la plaza, sobreviviendo al calor y la humedad, pero disfrutando de las expresiones culturales expuestas en el evento.
Ganadores y reconocimientos
Las noches del mismo sábado y el domingo, sirvieron para definir los grupos ganadores del festival con las presentaciones en tarima, las puestas en escena de baile, danza, música y folclor vivo que sirvieron para dirimir quienes se alzaban con los primeros lugares y también reconocer la participación de todos los artistas que subieron a tarima o derrocharon talento y alegría por las calles del pueblo sin importar la hora o las condiciones por ratos inclementes del clima.
Los colectivos compitieron peleando por premios en dinero, diez millones al primer puesto, ocho al segundo y cinco al tercero, pero sobretodo, por la satisfacción de exhibir ante el publico un legado de valor y resiliencia que trasciende más allá del tiempo y la distancia
El Festival Nacional Son de Negro debe ser valorado, impulsado y exaltado, por ser una de las representaciones más autóctonas de las tradiciones y costumbres de una región, ya que reúne no solo a los municipios ribereños del Atlántico, sino a algunos del Magdalena y Bolívar, identificados por una vivencia cultural muy arraigada, y además porque sirve para resaltar y reivindicar a personas como los habitantes de Santa Lucía, quienes a pesar de las adversidades que han vivido siguen adelante sin perder su admirable esencia.
Disfruta las mejores impágenes del Festival Son de Negro 2024.