Dos goles a uno fue el marcador final en el metropolitano Roberto Meléndez, con una alta temperatura y cerca de 30 mil espectadores
Por Wilhem Garavito Maldonado/Kronos
Se necesita fuego interior para ir en busca de la gesta que significa vencer al campeón del mundo. También sangre fría para ser letal frente a la red y consolidar lo anhelado. Colombia, fue espectacular por su eficacia y tuvo un ímpetu que sobrepasó los errores tácticos para vencer 2-1 a Argentina, este martes en el estadio Metropolitano de Barranquilla.
Dirá la historia que la tarde al caer se hizo gris, pero se recordará que los del conjunto tricolor, hallaron un destello de luz para alcanzar la gloria, sensación que no es efímera, pues derrotar a Argentina, siempre significa sacarle algunas lágrimas a la tierra de la que han emergido varios miembros del olimpo del fútbol.
La victoria, que llegó con goles de Yerson Mosquera y James Rodríguez, puso a los dirigidos por Néstor Lorenzo a dos puntos del liderato, que sigue en manos del conjunto gaucho. Al margen de lo mucho que tiene el cuadro colombiano por mejorar, más cuando se da por hecho su llegada al Mundial de fútbol de 2026, su hinchada hoy se embriaga con el placer de haber derrotado, por primera vez en Eliminatorias a Brasil y Argentina. ¡Es el triunfo de una generación!
Goles son amores, o también buenas razones
Los 35 grados centígrados y la humedad del 68 % no son un invento de los medios de comunicación. El conjunto argentino siempre lo supo y por eso entró al campo en busca de tener la pelota, con la intención de no desgastarse persiguiéndola.
El repertorio de los visitantes también incluyó hacer presión sobre los defensores colombianos, incluido el portero Camilo Vargas, quien fue sorprendido por Julián Álvarez a los 12 minutos de juego. El guardameta perdió el balón sobre el costado izquierdo de su área y tras tener poco ángulo para rematar, el tiro del delantero gaucho pasó desviado. Fue el primer suspiro profundo que se apoderó de las gradas.
Colombia no encontraba la ruta para contar con fluidez ofensiva. Luis Díaz apostaba por inspirarse sobre la banda izquierda, pero se encontraba con una marca escalonada y eficiente de los albicelestes. Tampoco tuvo éxito Richard Ríos en la media distancia y por momentos los gauchos demostraban que en el último cuarto de cancha, el conjunto de Néstor Lorenzo daba ventajas, dejando transitar a los rivales con la pelota.
Pero llegó el gol colombiano, como hecho concreto que sirvió para levantar al público y hacer más sólida la moral del cuadro cafetero. Fue al minuto 25 cuando John Arias cobró en corto un tiro libre y James Rodríguez centró hacia el corazón del área. Yerson Mosquera, el mismo zaguero central colombiano que se vio impreciso en jugadas anteriores, les cobró un parpadeo a sus rivales y cabeceó para el 1-0.
Mosquera, jugador del Wolverhampton Wanderers de Inglaterra y nacido en Urabá, corrió a celebrar hacia la tribuna oriental. A pleno sol, cual niño que alcanza un sueño, lloró con la alegría de miles, generada por su frentazo, en el que fue su primer partido como titular del equipo patrio. Sudando a chorros los argentinos sintieron como agua en el desierto el pitazo que marcó el final de la primera etapa.
El emocionante complemento
Se jugaba el tercer minuto de la segunda parte, cuando una mala acción de James Rodríguez en mitad de terreno derivó en el empate de Argentina. El capitán soltó el balón con destino incierto, pues no fue al pie de nadie y quedó cerca del área colombiana, donde apareció Nicolás González, quien superó la marca de Mosquera y con pie izquierdo definió a ras de piso por entre las piernas de Vargas.
El cielo prometía lluvia y la paridad frente a un rival que no necesita ser brillante para sentenciar, hizo que en la tribuna corrieran fantasmas de otras tardes, los mismos que pronto se fueron al olvido, pues Colombia encontró la senda triunfal.
La segunda anotación colombiana fue un capítulo aparte y con ingredientes de suspenso. Tras un pase de Richard Ríos, el lateral diestro Daniel Muñoz buscó enganchar a su marcador dentro del área. El jugador colombiano acabó en el suelo y estalló el grito del público, pero el juez chileno Piero Maza omitió la acción.
Dos minutos después, cuando Argentina reclamaba una infracción a pocos pasos del área colombiana, y tras ser rodeado por los locales, el rerefí se acercó al VAR y terminó señalando el punto penal para los de casa.
Los de celeste y blanco hicieron su parte en busca de acabar con la concentración de James Rodríguez, quien tomó el balón para el cobro en medio de frases de sus rivales. Imperturbable, el 10 nacido en Cúcuta y de origen paisa, remató fuerte y de zurda hacia la parte alta del poste izquierdo, engañando al ‘Dibu’ Martínez. ¡Arriba Colombia!
El tercer gol pudo llegar en varios contragolpes. Durán y Córdoba recibieron claras asistencias y no concretaron. Al final, cuando los argentinos, heridos en su orgullo de campeones de América y del mundo luchaban contra el reloj y el calor, Colombia supo esconder la pelota y tener cualquier amenaza lejos del área.
La pizarra señaló el 2-1 para los dueños de casa, mientras lo demostrado en el campo, más allá de los números, revela que el equipo de Néstor Lorenzo no tiene como única arma la inspiración fugaz de algún legionario. Colombia estará en el Mundial de 2026, es claro, y todo indica que con la actitud más sólida de su historia.
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